Duelo y tiempo. Desafíos del psicoanálisis en la pospandemia

Duelo y tiempo. Desafíos del psicoanálisis en la pospandemia

Duelo y tiempo. Desafíos del psicoanálisis en la pospandemia 1024 461 IPSESM

Abstract

El presente trabajo se enmarca en el proyecto de investigación UBACyT: “El valor estructural del Duelo en el Psicoanálisis a partir de Freud y Lacan” a cargo del Prof. Dr. Horacio Manfredi. A partir de lo allí trabajado nos interesa reflexionar sobre los conceptos de duelo y tiempo articulados a la pandemia. Para ello tomaremos algunos textos psicoanalíticos que hacen referencia a la noción de duelo y de tiempo para ensayar una lectura respecto a los efectos de la pandemia y el lugar que el trabajo analítico puede ocupar.

Summary

Mourning and time. Challengeesofpsychoanalysis in post pandemic time

Thiswork has itsframe in theUBACyTresearchprojectnamed: “ThestructuralvalueofMourning in Psychoanalysisfrom Freud and Lacan” directedby Prof. Dr. Horacio Manfredi. Fromwhat has beenworked, we are aimedtoconsideratethe link betweentheconceptsofmourning, time and pandemic. Forthatpurposewechosepsychoanalyticswritingsregardingmourning and time torehearse a readingwich consideres theeffectsof the pandemic and the place thatthe psychoanalyticwork can take.

El tiempo del inconsciente

A la altura de su metapsicología Freud se encuentra con que el tiempo del inconsciente no responde a la cronología. En este sentido afirma que “Los procesos del sistema Inconsciente son atemporales, es decir, no están ordenados con arreglo al tiempo, no se modifican por el transcurso de este ni, en general, tienen relación alguna con él.” (1915: p. 184). Así, se sitúa un tiempo que es del inconsciente, y está sujeto al momento y al valor que las marcas singulares toman para cada sujeto, de modo no universalizable.

Por otra parte, Lacan no dejará de insistir acerca de la resignificación propia del encadenamiento del discurso, siendo siempre un significante segundo el que resignifica al anterior, retomando desde su apres-coup el nachträglich freudiano. Desde esta perspectiva psicoanalítica, el pasado no es estático y su dinamismo depende de la articulación significante. No se trata en un análisis de una anamnesis de la historia del sujeto, sino más bien de la lectura que hacemos de éste. Así, en el Seminario I, Lacan retoma las indicaciones técnicas de Freud, y destaca que la noción de la reconstitución de la historia del sujeto “es el elemento esencial, constitutivo, estructural del progreso analítico.”. Insiste en la reintegración por parte del sujeto de su historia y aclara: “La historia es el pasado historizado en el presente, historizado en el presente porque ha sido vivido en el pasado (…) Se trata menos de recordar que de reescribir la historia”. Por lo tanto, los sucesos hallan su articulación en la lectura que de ellos hacemos, evidenciando la eficacia de la palabra como medio para revelar el saber que hay en el lenguaje, dado que lo inconsciente se estructura en el discurso y se articula como relato en el análisis.

En un escrito posterior de Lacan, se puede descomponer esta relectura en tiempos lógicos: instante de ver, tiempo de comprender y momento de concluir. Apelando al sofisma de los tres prisioneros, Lacan nos indica que es tarea del analista sancionar en qué momento lógico se encuentra cada paciente. Allí va mostrando cómo hay conclusiones inmediatas, que no requieren más que del instante de la mirada y por otro lado, y esto es lo central, hay conclusiones a las que solo se puede arribar en un segundo tiempo. Este segundo tipo de conclusiones suponen el tener que integrar como dato para resolver el problema la conclusión inmediata del tiempo anterior. Lo interesante es que el problema planteado en el tiempo dos no es el mismo que se planteaba al inicio. Este proceso requiere de escansiones, en términos de Lacan, “una presencia real del tiempo”. Tiempo que mal tolera la época actual.

Hasta aquí, algunos aportes a la noción del tiempo desde la perspectiva del psicoanálisis.

La a-temporalidad del duelo

Aunque contemporáneo al texto de “Lo inconsciente”, pasaron dos años hasta que Freud publicara “Duelo y Melancolía”, texto princeps en la teoría psicoanalítica, en el que el contrapunto entre el proceso de duelo y la melancolía ocupa el centro de su desarrollo. Allí señala: “El duelo es, por regla general, la reacción frente a la pérdida de una persona amada o de una abstracción que haga sus veces, como la patria, la libertad, un ideal, etc. A raíz de idénticas influencias, en muchas personas se observa, en lugar de duelo, melancolía” (Freud, 1917: p. 241). Luego, sostiene que ambos- melancolía y duelo- comparten los siguientes síntomas en la esfera anímica: una desazón profundamente dolida, una cancelación del interés por el mundo exterior, la pérdida de la capacidad de amar, la inhibición de toda productividad; y por último, reserva la rebaja en el sentimiento de sí a la melancolía, estando ausente en el duelo (Freud, 1917).

En cualquier caso, la distinción esencial entre duelo y melancolía estará dada por el destino libidinal y la presencia o no de un sustituto. El proceso del duelo consistirá en el quite de libido del objeto perdido y sus enlaces, actividad que lleva tiempo, y que como consecuencia deja libre al yo para investir nuevos objetos sustitutos. Para la melancolía, Freud advierte que la sombra del objeto cae sobre el yo, a partir de lo cual el yo será juzgado como el objeto abandonado. Como consecuencia de esta identificación, el yo se empobrece, ya que recibe los reproches que se dirigirían al objeto, y no parece asomar la posibilidad de un sustituto. Este tipo de identificación entonces detiene el proceso del duelo, ya que el objeto no termina de perderse.

A la oposición entre duelo y melancolía, se le agrega una complicación que guarda relación con la renuencia al quite libidinal, necesario para que el proceso del duelo se ponga en marcha. Freud explica que el hombre no abandona de buena gana una posición libidinal, ni aun cuando haya un sustituto asomando; y señala que “Esa renuencia puede alcanzar tal intensidad que produzca un extrañamiento de la realidad y una retención del objeto por vía de una psicosis alucinatoria de deseo” (Freud, 1917:

  1. 242). Si bien subraya que lo normal es el acatamiento de la realidad, en tanto el objeto no está más allí, en muchos casos ocurre que el sujeto se aferra al objeto, negándose a perderlo deteniéndose el trabajo de duelo. Es posible problematizar esta dualidad, ubicando aquellos casos donde la libido no desinviste el objeto porque el duelo está en cierto modo congelado.

Además nos interesa agregar una perspectiva del problema que la pandemia puso en evidencia, las magnitudes libidinales requieren ser elaboradas de diversos modos por el aparato psíquico para no producir un anegamiento del mismo, tal como Freud sostiene en Introducción del narcisismo.Si algo mostró la pandemia es que los lazos sociales, las actividades laborales y sublimatorias, etc., son estrategias centrales en ese sentido. El corte abrupto de todas ellas, sin una perspectiva temporal clara, fue otro elemento a considerar. En algunos casos se trató de lazos o espacios a duelar y en otros requirió la invención o la espera.

Resulta interesante la perspectiva clínica que se desprende de estos señalamientos freudianos, en tanto la clínica psicoanalítica enseña que no necesariamente coinciden en el tiempo la pérdida consumada en la realidad, con la pérdida en lo psíquico, es decir la pérdida en la realidad, con el trabajo del duelo o la elaboración cuantitativa.

Freud es tajante al respecto y señala que la existencia del objeto y sus enlaces libidinales continúan en lo psíquico, y justamente el trabajo del duelo consiste en ir paso a paso desinvistiendo los recuerdos que se enlazan al objeto perdido. Así, puede ocurrir que un sujeto consulte a un analista y durante el transcurso del tratamiento se elaboren pérdidas ocurridas años atrás, pero no tramitadas en lo inconsciente.

La pandemia, la pos-pandemia y otra vez la pandemia

 La pandemia del Covid-19, con sus drásticas medidas y consecuencias, produjo grandes cambios en diferentes aspectos de la vida de todas las sociedades. Esta contingencia traumática comportó renuncias libidinales que afectaron los lazos y la vida tal como la conocíamos antes. Si bien dichas renuncias fueron tan variadas y singulares como sujetos existen, podemos afirmar que este cese forzado ha tenido distintas consecuencias clínicas y en muchos casos operó en el sentido de un trabajo de duelo. Ha sido significativo el incremento de cuestionamientos tanto frente a la vida como a la muerte, la invasión de recuerdos de antaño y las historias de duelos pasados casi inmediatamente resucitados desde su tumba por la pandemia (atentados terroristas, masacres políticas, genocidios, etc.).

En algunos casos fue la subjetivación de la pérdida vinculado al estado de amenaza de muerte por el contagio, lo que develó la fragilidad del ser humano con relación a la enfermedad y al sufrimiento. En otros, el terror y la angustia efectos de la sorpresa como encuentro con lo real traumático acompañados de un constante estado de alerta, dado el enfrentamiento a un monstruo invisible. No faltaron tampoco los delirios ideológicos de importantes alcances, nutridos de las fakenews, dando como resultado el incremento de una locura radical hermana del individualismo posmoderno. Entre las manifestaciones más polarizadas muchas personas se han sumergido en teorías de conspiración paranoides y en nuevas maneras de posicionarse frente al mundo, que encierran en su interior justificaciones discriminatorias, sexistas, clasistas, entre otras. Delirio, angustia, terror, duelo y renuncias libidinales de todo tipo son algunas de las manifestaciones clínicas que recortamos aquí.

La pos pandemia (con las sub variantes) conlleva desafíos muy importantes para la reconstrucción cultural, política, económica, sanitaria y subjetiva a nivel global.

Retomando las ideas iniciales podemos concluir que el  Inconsciente como repetición, en el sentido de las marcas no elaboradas, es siempre una temporalidad de la primera vez. La repetición desde esta perspectiva pone en juego justamente la anulación del tiempo. La operación analítica se constituye como aquello que logra que los efectos de sujeto que aparecen y desaparecen se acumulen bajo la forma de un saber. Pero concomitantemente la escucha analítica ofrece la posibilidad de tramitar las renuncias libidinales, transitar los duelos interrumpidos y, a partir de un camino de creación, elaboración, o sublimación, delinear nuevas formas de lazo social más vivificante. Este recorrido, cuando es posible, supone poder ubicar los duelos en la función que les corresponde, devolverles su valor estructural al articularlos con la castración en un camino que permita recuperar la función del objeto como causa de deseo.

En este sentido, la posibilidad de tramitar lo perdido para cada quien nos confrontará con la disposición libidinal en juego, y allí los matices clínicos con los que trabajamos.  La movilidad de la libido, la posibilidad de su desplazamiento, da lugar al funcionamiento, ya no sólo a partir de la angustia y del goce, sino en relación con el deseo. En todo caso se tratará de confrontarse -vez por vez- con la movilidad libidinal en juego, dato clínico que nos orientará en la dirección de la cura.

Bibliografía 

Freud, S (1914): “Introducción del narcisismo”, en Obras Completas, Tomo IX, Ed. Amorrortu, Buenos Aires, Argentina, 1998.

Freud, S. (1915): “Lo inconsciente”, en Obras Completas, Tomo XIV, Ed. Amorrortu, Buenos Aires, Argentina, 1998.

Freud, S. (1917): “Duelo y melancolía”, en Obras Completas, Tomo XIV, Ed. Amorrortu, Buenos Aires, Argentina, 1998.

Lacan, J. (1945). “El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada. Un nuevo sofisma”. En Escritos 1. Siglo veintiuno editores, Argentina, 1988.

Lacan, J. (1953-1954): “Los escritos técnicos de Freud”, El Seminario: libro 1, Paidós, Buenos Aires, Argentina, 2001.